miércoles, 19 de junio de 2013

El sistema evoluciona

Según la teoría de la evolución de Charles Darwin, sólo sobreviven los miembros de cada especie que mejor se adapten a las condiciones reinantes; y en el sistema de salud las condiciones reinantes es que sólo se respeta a quienes se adaptan a él de manera irregular... 


Se sabe que los humanos somos la especie que mejor nos adaptamos a los bruscos cambios del medio hábitat. Y esta evolución es la que se conoce como el darwinismo socialEl sistema de salud actual -Ley Cien y sus Reformas- imponen unas condiciones tales, que quien no se adapta, el sistema lo desaparece.

Y en eso los colombianos tenemos un sentido distorsionado de la adaptabilidad y encontramos una forma mañosa, pero es una corrupción que sabemos disimular.

La mejor adaptación al sistema de salud es convertirse en un sumiso trabajador de él, enganchándose en alguna de sus empresas –incluye IPS y órganos de control estatal-. Igual efecto de perfecta adaptación se logra siendo miembro de alguna liga de usuarios de esas empresas (EPS e IPS), siempre y cuando sea manejable y obediente. Estas dos primeras formas se pueden combinar para lograr mejores resultados.

La peor forma de adaptarse al sistema es aceptándolo pasivamente y cumpliendo todas sus reglas, porque pueden envolver al ciudadano en su laberinto de negaciones y retrasos, poniendo en peligro su salud y la vida.

Otra alternativa por la que han optado algunos es ser indiferente al sistema y resolvieron que la mejor suerte es pagar particularmente por toda atención médica o sumar varios tipos de aseguramientos –pólizas- de salud. Pero esta es una opción costosa.

Yo elegí ninguna de las anteriores. Opté por ser un luchador solitario contra el sistema y defensor acérrimo de los pacientes. Pero no un disconforme cualquiera, sino uno con criterios académicos, sociales y políticos, para poder conocer todos sus movimientos y anticiparlos. Aprendí entonces que el sistema no es un caos, ni está en crisis, y que el único fin es eliminar a los que no se adapten (por ser costosos o poco rentables).
En conclusión el sistema respeta sólo a los que se adaptan a él de manera irregular, pues así es su propia naturaleza. Y paradójicamente castiga a quiénes lo aceptan pasiva e irreflexivamente.

Y esta fue la experiencia que vivió el señor Héctor Arias quién perdió un hijo –Steven- en una camilla de una clínica esperando a que entre EPS e IPS autorizaran la atención médica. Y ahora casi pierde a su otro hijo –Bryan- en idéntica circunstancia, pero esta vez –aprendiendo la dura lección- defendió a su hijo denunciando ante la superintendencia de salud el hecho de demorar la atención de urgencias. Así el padre le salvó la vida a su hijo, según lo relata en la crónica periodística del diario Q’Hubo -Medellín- del día 13 de junio de 2013.

Agrega el diario algunas recomendaciones en las que afirma que las prestadoras de servicios de salud tienen sólo 48 horas para resolver la atención médica. Pero como defensor del paciente que soy, les adiciono este conocimiento: el decreto 4747 del año 2007 en su artículo 14, les concede (a IPS y EPS) únicamente dos horas para resolver la autorización y hacer el tratamiento al paciente que está en medio de una urgencia…porque lo que peligra no es la salud, si no la vida.



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