jueves, 30 de mayo de 2013

Muerte a 'productos no viables'

Una adolescente de 14 años perdió un bebé por falta de atención. Sucedió el pasado 4 de abril en San Antonio de Prado. La materna se encontraba en las afueras del hospital quejándose de mucho dolor. Quienes la vieron creían que estaba en trabajo de parto. Se quejaba demasiado y lloraba, sentada ahí afuera. Intentó pararse y se desmayó.

Entonces, empleados del hospital, conmovidos, la ingresaron. Pero a la media hora la volvieron a sacar. La dejaron sentada, sufriendo ahí afuera con sus contracciones. Consideraron que todavía no era el momento del parto. Sin embargo, entra en trabajo de parto y el bebé muere por falta de apoyo profesional.

Un informe del diario El Colombiano, publicado el miércoles 29 de mayo, observa que la crisis de maternas de 15 años se ha superado mucho. Precisa, sin embargo, que es necesario tomar medidas con las de 14 años debido al aumento de casos. En 2012 hubo 6.959, y este año, con proyección de un 15%, subió a 19%.

El relato inicial nos enseña la política adoptada por las autoridades y que sigue al pie de la letra el personal clínico: frenar el embarazo adolescente (de maternas de 14 años por ejemplo) en el preciso desenlace de este, o sea antes de llegar al parto. ¿Cómo? No auxiliando en su debida medida.
A la materna de 14 años por ser ‘primípara’ se le debería prestar más apoyo. En cambio se le abandona a su suerte. Y ella sola no puede parir el hijo. Con esto se cumple el objetivo: que no nazca otro pobre. Y lo perfecto de la política es que no deja pruebas de homicidio. Si miran la historia clínica dirá acerca del bebé: muerte perinatal por ser “producto” no viable. Eso son esos embarazos para ellos: productos no viables económicamente.

Lo único que le importa al Gobierno es que no nazcan esos productos. Pues si les importaran no desaparecerían las estadísticas de muertes perinatales. Si les importaran las maternas adolescentes, los programas de sexualidad serían formativos para enseñar a tener una plena vida sexual y no sólo de control de natalidad -enseñándoles a usar condones y otras formas de planificar-. Esto demuestra que lo único que les importa es que no traigan más bebés.

Es claro que la política de salud pública es eliminar esos “productos no viables” y de paso traumatizar tanto a la materna que no vuelva a embarazarse. Por eso estamos ante un grave atentado contra las mujeres jóvenes. Las están violentando ante nuestros ojos, y las castigan por asumir el papel de madres.